17 noviembre 2007

HERE COME THE WARM JETS (Brian Eno, Island, 1973)


Brian Eno es una de las mentes preclaras del pop electrónico y vanguardista. Su concepción del no-músico se convirtió en un lema pragmático para los punks y para toda la hornada ochentera, estos últimos capaces de hacer con un sampler cassio una serie de temas monótonos acompañados de la caja de ritmos y que luego empaquetaron con el rótulo de techno-pop o música industrial. Tras abandonar Roxy Music, inició una carrera solista que tiene sus puntos altos en Before and after science y Here come the warm jets, el disco que comentamos. Su personalidad inquieta, sin embargo, lo motivó en incursionar en la música ambiental y patrocinar (como productor) una serie de proyectos paralelos, con nombres del nivel de David Bowie (le produjo su trilogía berlinesa Low, Heroes y Lodger) y David Byrne (con Talking Heads en More songs about building and food, Fear of Music y Remain in Light, y a dúo, con el interesante My life in the bush of ghosts) y bandas como Devo (el mítico Q: Are We Not Men? A: We Are Devo!) y U2 (con Daniel Lanois, The Unforgettable fire y The Joshua Tree, principalmente). Muchos de los discos nombrados fueron hitos en la historia del pop y mucho de su éxito se debe al sonido Eno.
Here come the warm jets, como concepto, difiere absolutamente de la etapa Roxy Music de su andrógino autor. Lejos del romanticismo plañidero de los dos primeros discos de Roxy Music (con un Brian Ferry melifluo aunque en su punto en el aspecto vocal, y con unas canciones espléndidas que merecen nota aparte), Here come the warm jets es toda una revelación musical y un inmenso paso adelante dado por Eno. El ropaje sonoro con el que cubre las diversas baladas está más conectado a la electrónica y, si bien la matriz del rocanrol en su acepción más pop se mantiene, el sonido clásico de una banda de rock es desechado de plano. Esto se escucha a las claras desde el frenético corte inicial, Needles in the camel's eye, con un incesante bajo que cada vez es más machacante, hasta la canción-himno Here comes the warm jets, que concluye con unos coros reiterativos y sentimentales.
Este es un disco en donde la guitarra suena a veces como las hélices de un helicóptero algo marciano (The paw paw negro blawtorch), en otros momentos alcanza una fuerza heavy (Baby’s on fire) y llega al paroxismo eléctrico en gemas obsesivas y absolutamente maníacas como Driving me backwards, donde los teclados parecen cobrar vida y crisparse de terror ante una melodía salida de las catacumbas. Por otro lado, Blank Frank es un contundente puñetazo a los conceptos tradicionales de la música y su esteticismo de salón. Y la letra es pura dinamita: "Blank Frank: él es el mensajero de tu perdición y de tu destrucción/ Sí, él es quien te erigirá como una nada / Y él es quien te observará en las aceras/ Su particular habilidad es dejar bombas en las entradas de las casas de la gente".
El álbum también ofrece una faceta más pop, en baladas de reposado lirismo como Cindy tells me, Oh some faraway beach, Dead finks don’t talk y sobre todo Some of them are old, nostálgica dentro de su evidente perversidad, como todos los temas de este repertorio vanguardista de un no-músico.


CATEGORÍA: Pop electrónico, vanguardia.
VEREDICTO: Imprescindible.
CANCIONES CLAVE: Baby's on fire, Blank Frank, Some of them are old, Here come the warm jets.