17 diciembre 2011

TONIGHT'S THE NIGHT (Neil Young, Reprise Records, 1975)

Monstruo entrañable, ecologista radical, hippie irredento, cerebro tanto del sonido folkie como del noise-rock, Neil Young es sin duda uno de los más respetables dioses del rock. Tras la disolución de Buffalo Springfield, los Crazy Horse serían el soporte más adrenalínico que encontrarían los discos del legendario músico canadiense. El primer álbum de esta banda junto con Neil Young en los setenta es Tonight's the night, grabado en 1973 pero que recién vería la luz dos años más tarde, debido a un veto de la Reprise Records, que lo consideraba "poco adecuado" tras el éxito de Harvest.
Tonight’s the night (1975) es ciertamente un álbum áspero, producto de una sensibilidad ubicada en las antípodas de Zuma, disco publicado el mismo año. Mientras en el primero domina la crudeza y el desgarro (en el ánimo de las sesiones aún rondaban dos muertes recientes), en el segundo prevalece una producción pulcra, aun cuando hay una pretensión vanguardista en los devaneos sonoros de la guitarra eléctrica. Neil Young asimismo aparece con una voz un poco ronca en Tonight’s the night, con inflexiones que no le conocíamos desde el clásico Mr. Soul. En Zuma, por el contrario, las cuerdas vocales se escuchan intactas. Lo sorprendente y maravilloso de este asunto –y del rock en general– es que en ambos casos todo funciona a la perfección. Lo cual prueba que “no desafinar” es uno de los prerrequisitos de un cantante que el rock ha cancelado para siempre. Es más, diría que pocas veces he escuchado cantar tan bien a Neil Young como en Tonight’s the night, a pesar de (o debiera decir, gracias a) tener su voz "raspada" en este disco.

Canciones como Tonight’s the night (dedicada al malogrado roadie Bruce Berry), World on a string, Come on baby let’s go downtown (de Whitten/Young) y Lookout Joe son excelentes demostraciones de legítimo rock ácido. Come on baby let's go downtown fue grabada cuatro años antes en Fillmore East y cuenta con Danny Whitten en la primera voz y guitarra; su inclusión es todo un homenaje póstumo de parte de Neil tras la muerte de Whitten por sobredosis de heroína.


Como complemento del espíritu roncarolero, se incluye un puñado de baladas despojadas de adornos o sofisticados arreglos, en carne viva, como el bluesero Speakin’ out, que retrata el desencanto de una relación en un decorado tan teenager como puede ser una sala de cine, popcorn incluido. Por su parte, el country Borrowed tune está inspirado en Lady Jane de los Rolling Stones: “Estoy cantando esta melodía prestada/ que tomé de los Rolling Stones,/ Solo en esta mi habitación vacía/ Demasiado desperdiciado para escribir por mi cuenta”, canta Neil Young.


Hay también otros números country como Roll another number (for the road) –que denota su alejamiento de la nostalgia por Woodstock– y New Mama, así como prodigiosas piezas de rock lento como Mellow my mind (en la que Young parece cantar con la voz más afónica que nunca), Albuquerque y Tired eyes.



Al final se escucha una versión aún más rockera, aunque no más extensa, de Tonight’s the night, como perfecto cierre para un trabajo grato a las almas oscuras y desoladas.


CATEGORÍA: Clásico.
VEREDICTO: Imprescindible.
CANCIONES CLAVE: Tonight's the night, World on a string, Speakin' out, Lookout Joe.









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