23 marzo 2010

LOS MEJORES ÁLBUMES DE LA DÉCADA (II)

Como no tiene mucho sentido ofrecer listas de álbumes sin el audio respectivo, agrego en este post una parte de la cereza que faltaba a tan suculento pastel. Me hubiera gustado dedicar un post por cada disco, pero sería un esfuerzo inútil. Por experiencia sé que así alguien se esmere en argumentar en treinta párrafos por qué un disco es imprescindible, o por lo menos valioso, siempre habrá algún primate que se rasque las axilas y espectore por todo comentario: "No me gusta". De modo que es mejor optar por la brevedad, por la reseña sumarísima.

En una escena de la película "Sidewalks of New York", un aprendiz de rockero le enseña a su flamante novia (Brittany Murphy) algunos discos de vinilo en una discotienda, entre ellos EXILE ON MAIN STREET y LED ZEPPELIN I, y mientras le va mostrando los álbumes, le comunica una suerte de declaración de principios: "Nena, si escuchas estos discos y no los aprecias, entonces de seguro hay algo mal en ti y definitivamente vamos a tener serios problemas". De modo que aquellos primates que no aprecien esta lista ya están avisados de lo que pienso de ellos y de su manera de entender el rock y la música en general.

Yeah Yeah Yeahs: FEVER TO TELL. Se me antoja comenzar con esta banda neoyorquina. En su primer álbum se decantan por un sonido áspero, abisal. Ritmos básicos, letras directas, una cantante con un dominio de escena y una interpretación vocal que nos recuerda a la joven Siouxsie Sioux y sus Banshees. Se llama simplemente Karen O. La acompañan Nick Zinner en la guitarra y Brian Chase en la batería. Un trío. Parece que lo mejor de las nuevas bandas está en estas formaciones mínimas, que prescinden (al menos en lo formal) de un bajista, como es el caso también de los White Stripes (un dúo). Un álbum potente, visceral, protopunk y también power-pop. Absolutamente yeah yeah yeah!!!






Robert Plant and Alison Krauss: RAISING SAND. Por un lado un viejo rockero de raíces blueseras y ex frontman de una superbanda de hard rock, por otro lado una violinista de formación clásica y cultora del bluegrass. Ambos con voces espléndidas. El disco condensa las dos influencias, aunque predominan las melodías crepusculares y los tonos neutros, si bien no se olvida de obsequiarnos un par de portentosas muestras de hillbilly.



Nick Cave & The Bad Seeds: DIG, LAZARUS, DIG!!! El cincuentenario músico australiano nos trajo esta última deflagración sonora junto a su mítica banda The Bad Seeds. Algunos dirán que ha bajado un poco los decibeles, que ya no está tan noise como antes… bueno, siempre tuvo sus momentos sosegados, pero lo que no ha perdido es el desquicio, al ritmo de una música aparentemente calma y que al mismo tiempo puede destrozar los nervios del más templado.



The Flaming Lips: YOSHIMI BATTLES THE PINK ROBOTS. He aquí un álbum que caló en el ánimo de la generación post segundo milenio. Menos pretencioso que su antecesor SOFT BULLETIN (“el PET SOUNDS de los años noventa” para muchos), gozó sin embargo de mayor popularidad, gracias a una buena combinación de contagiantes melodías con arreglos más austeros, una fórmula que muchos aplican pero que solo a muy pocos (como es el caso de The Flaming Lips) les da resultados tan tremendos y entrañables como en este disco.



Neil Young: LIVING WITH WAR. Este es un disco de una leyenda que aún cree en el compromiso del artista o engagement. En el rock ha habido varios antecedentes, desde Bob Dylan hasta John Lennon, y el radicalismo de MC5. Neil Young ha escogido el camino del activismo ecologista y la crítica al espécimen más burdo del pensamiento republicano (Bush Jr.). Los Rolling Stones hicieron algo parecido en su último álbum A Big Band, aunque a través de una sola canción. Young nos propone un álbum completo de protesta, sin descuidar la calidad musical ni la contundencia rocker.

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