01 enero 2013

CUESTIÓN PREVIA: MORIR Y RENACER CADA AÑO

Sometidos cultural y psicológicamente al calendario gregoriano, cada fin de diciembre solemos hacer un recuento de los logros, fallas u omisiones y tareas pendientes que dejamos este año con miras al próximo (el cual, cuando escribo estas líneas, ya se inició con un sobrecargado verano, con altos índices de rayos ultravioleta, prueba inequívoca de que la predicción maya del fin del mundo o cambio de era solo ha fallado por unos años, quizá un siglo, a la hecatombe humana que se nos viene, no por supuesto debido a la imposible rigurosidad de los cálculos de religiosos milenaristas, sino a la “maravillosa” oferta de progreso que la modernidad capitalista ha terminado por vender “exitosamente” a los millones de seres humanos maravillados –antes se decía “alienados”– por las transnacionales y el consumismo vía los credit cards).

Con el año 2012 acabó (murió, se extinguió, fue eliminada) una experiencia vital que me concierne (me concernió, me ha concernido). Pero el cambio de almanaque en la pared de mi “vivienda under” –y a la vez overground–, así como el dibujo torpe y nervioso de la equis en el 1 de enero de 2013, me sugieren (no, me claman) que este virginal nuevo año debo tomarlo como un renacimiento.

Tareas pendientes, muchas. La principal, un trabajo de investigación que debo concluir pronto y que es el culpable de haber puesto en el refrigerador muchos borradores que hubiera querido postear en este blog. Definitivamente hay también un problema de formato, el cual hace varios meses quise subsanar publicando semanalmente un videoclip de alguna canción entrañable acompañada de una ligera reseña. Pero esa opción me condenaba a emular los miles de blogs donde las “reseñas” de álbumes o discos se reducen a colocar el gráfico de la portada, la enumeración de las canciones y en un párrafo de un par de líneas escribir “tremendo disco, muy aconsejable, con mis favoritas “x” y “z” canciones”, y por supuesto adjuntando varios videos. No hay nada de malo en ello, sin duda; es más, cada vez estoy más convencido de que ese es el formato ideal para un blog. Pero definitivamente no es la idea que yo tenía en mente cuando creé la página virtual de La Secta del Ruido. En general, mi apuesta siempre fue por artículos algo extensos, con cierto interés por argumentar las opiniones y brindar un buen acopio de información, y además con una mínima preocupación por cuidar la gramática. Mi modelo al respecto siempre fue y será la página web del rockólogo y lingüista ruso George Starostin, quien según Wikipedia es el crítico de rock con mayor número de reseñas de álbumes publicadas en internet.

Sin embargo, tratándose de un blog, La Secta del Ruido ha decidido abandonar los esquemas rígidos y optar por una solución intermedia, que por lo menos le dé vida a este sitio virtual. De modo que este año 2013 le daremos un giro de ciento ochenta grados al blog, e incluiremos divagaciones, algunas noticias con breves comentarios al margen (como suele hacer Iván Thays en su popular blog de literatura, con la recurrente técnica “copy and paste”, a la que añade unos comentarios que algunas veces tienen la fortuna de no ser tan anodinos como él), videoclips de algunos “hits del recuerdo” (renovando la fórmula de la fenecida sección La Canción Secta de la Semana), cuando se pueda algunas entrevistas, y por supuesto, como debe ser, porque de lo contrario se desvirtuaría la esencia del blog, reseñas de álbumes con cierto espíritu analítico (este último tipo de posts espero incrementarlos a medida que se aligeren mis obligaciones en relación con el trabajo de investigación antes mencionado).

Y sin más preámbulos, comenzamos el año con un nuevo ciclo de publicaciones de La Secta del Ruido.

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