04 octubre 2005

ODESSEY AND ORACLE (The Zombies, Rhino Records, 1968)


Odisea y oráculo, maravilloso título para un álbum que es una de las cumbres del pop melódico. Nunca entenderé por qué este disco no ha llegado a trascender más allá del hit Time of the season, ni tampoco cómo una banda de tanto talento como The Zombies –británicos y confundidos en el Mersey Beat más por contemporaneidad que por procedencia geográfica, pues ellos eran de la ciudad histórica St. Albans, en el condado de Hertfordshire no gocen de la fama de los Beatles o los Beach Boys. Lo tenían todo: la espléndida voz de Colin Blunstone, un gran bajista como Chris White, un baterista correcto como Hugh Grundy, el virtuoso tecladista Rod Argent, aparte del entrañable guitarrista Paul Atkinson, pero, sobre todo, talento para componer bellas canciones.

Odessey and oracle comienza con Care of Cell 44, una canción a modo de misiva para una muchacha en cárcel, con esos coros tan bien modulados que parecen cantados por los propios Beach Boys; de hecho, este álbum tiene varias similitudes con el Pet Sounds de los estadounidenses, aunque el trabajo de armonías está orientado a una estética ligada a la sicodelia. Por ejemplo, el segundo corte A rose for Emily, inspirado en un cuento de William Faulkner, posee unas líneas básicas de piano que nos recuerdan a los primeros singles de Pink Floyd, cuando Syd Barret aún estaba a la batuta; una verdadera gema. En Maybe after he's gone vuelven a exigirse en la parte armónica, mientras reinciden en la temática de la nostalgia amorosa, como en Beechwood Park, esta vez el parque es el escenario-excusa para la remembranza, destacando los efectos sicodélicos de los teclados y de las voces. Brief candles es una canción que otra vez se inicia suavemente con los compases del piano y después se acelera en un pop contagiante. En la balada Hung up on a dream emplean el mellotron para conseguir ribetes de intenso dramatismo, mientras la letra nos cuenta un "sueño californiano" vinculado al flower-power y el desconcierto del despertar. Changes es una referencia clara al cuarteto californiano Mamas and the Papas en cuanto a la semejanza en los arreglos. I want her she wants me es una melodía que está más vinculada a los inicios del grupo, mantiene esa alegría de las bandas del Mersey en los albores de los años sesenta; del mismo estilo es This will be our year: de nuevo la temática amorosa adolescente, de nuevo el optimismo como catalizador para componer maravillas pop. El clavicordio le da una atmósfera litúrgica a Butchers tale (Wester front 1914), un tema antibélico donde otra vez está el fantasma del sonido californiano detrás, tanto que John Phillips tranquilamente hubiese podido firmarlo. En Friends of mine se renuevan con otra muestra de pop vitalista, letras repletas de bonhomía y buenos deseos, con un ritmo fuera de serie y un intermedio guitarrero beatlesco.



Y llegamos a un clásico al que el tiempo sólo ha sabido darle mayor consistencia: Time of the season. La producción destaca especialmente en esta canción, sin duda el grupo y el productor le dedicaron la mayor cantidad de horas en su grabación, a la par que Rod Argent se luce con un solo de teclados de más de un minuto, atípico en un disco donde las melodías apenas se acompañan con líneas breves de guitarra o de piano. En la edición por el 30 aniversario del disco se incluye tanto la versión estereofónica como monoaural del álbum, así como versiones alternativas de algunas canciones.

Odessey and oracle, una epopeya pop que debería figurar entre los diez álbumes más hermosos que ha parido la Gran Bretaña de los años sesenta.

CATEGORÍA: Clásico.
VEREDICTO: Imprescindible.
CANCIONES CLAVE: Time of the season, Hung up on a dream.




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